En el Día de la Tierra, CIDSE se une al mensaje interreligioso de organizaciones religiosas que trabajan juntas en las conferencias de la CMNUCC en respuesta al aplazamiento de la conferencia climática COP26 de la ONU.
Como organizaciones y movimientos basados en la fe que piden políticas justas y justas capaces de enfrentar la emergencia climática, entendemos y apoyamos la decisión de la CMNUCC de posponer la COP26 a la luz de la actual pandemia de COVID-19 que está afectando a toda la humanidad. No obstante, nos exhortamos a nosotros mismos y a todos los interesados a no retrasar la acción climática ambiciosa y urgente.
Vemos el trauma, la ansiedad, la vulnerabilidad y la pérdida de vidas en todo el mundo causadas por la pandemia de COVID-19, especialmente entre las comunidades ya vulnerables. Estamos horrorizados por el aumento de las violaciones de los derechos humanos, incluido el racismo, la vigilancia extrema, la xenofobia, el abuso de los poderes de emergencia y la violencia doméstica.
Mantenemos la esperanza al ver a personas de todas las religiones y a través de todas las fronteras elevarse a un poderoso llamado de solidaridad, amabilidad y apoyo, ajustando nuestras vidas para el bien común, buscando soluciones creativas y simples para mostrarnos atención unos a otros. También presenciamos más tiempo para la reflexión.
Proclamamos en voz alta que ya estábamos viviendo en estado de emergencia antes de COVID-19. Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de no volver a comportamientos que, como lo ha demostrado la crisis actual, dejan a la gran mayoría extremadamente vulnerable a las dificultades y el sufrimiento después de solo unas pocas semanas de estancamiento económico. Aquí vemos el papel de la fe en aprender de la crisis de COVID-19 y abogar por una recuperación justa para construir un futuro más saludable donde la familia humana viva de una manera que respete la naturaleza y la Madre Tierra de la que todos dependemos.
Las elecciones que hacemos ahora darán forma a nuestra sociedad durante años y es crucial que los esfuerzos por reconstruir las economías antepongan la salud de las personas a las ganancias. Los gobiernos han prometido cantidades extraordinarias de dinero para prevenir desastres económicos debido a esta pandemia, pero ese dinero no debe utilizarse para financiar la degradación ambiental futura. No debemos volver a relanzar los subsidios a los combustibles fósiles y los patrones de consumo poco saludables. Los planes para una recuperación justa de COVID-19 deben tener en cuenta las medidas necesarias para abordar el cambio climático con un enfoque administrado, planificado y justo. Hacemos un llamado a una reconstrucción que defienda los derechos humanos, la salud y el bienestar de los ciudadanos como elementos críticos para la estabilidad y la seguridad de todos los países.
Nuestras creencias nos conmueven para ver más allá de este momento de miedo y reclamar solidaridad, acción comunitaria y coraje moral. Hacemos un llamado a la CMNUCC, a todos los gobiernos y a todas las personas, para construir una sociedad sostenible, justa y saludable que sea resistente en tiempos de crisis como COVID-19 y el cambio climático, y que actúe con la suficiente anticipación para evitar mayores dificultades y sufrimiento en el futuro. Este es el momento de crear juntos una sociedad más saludable y resistente.
Ver también la declaración de CIDSE "La COP 26 se pospone pero la urgencia permanece"