CIDSE se une al Día de Acción Global este 11 de marzo, lanzado por The Green Faith International Network para enviar una señal contundente a los líderes mundiales. La red busca acelerar el crecimiento y la influencia del movimiento ambiental religioso en la acción contra el cambio climático en todo el mundo antes de la COP26. Lea la declaración "Pueblo Sagrado, Tierra Sagrada":
Nos une la creencia fundamental de que todas las personas, todos los seres vivos y la Tierra son sagrados.
Al considerar el estado del mundo actual, nuestros corazones rebosan de preocupación.
Estamos asustados y frustrados por el daño que COVID-19 está infligiendo a nuestras comunidades. La pandemia ha revelado crueles injusticias. Los vulnerables sufren los impactos más severos.
Sabemos de esta injusticia. Lo hemos visto antes. Estas mismas comunidades se ven afectadas de manera desproporcionada y catastrófica por la acelerada emergencia climática.
Graves amenazas están a nuestra puerta mientras el mundo se refugia en su lugar. Vemos el surgimiento de gobiernos cada vez más irresponsables o autoritarios, economías explotadoras y fuerzas culturales extremistas que nos enfrentan, atacan a las mujeres y las comunidades oprimidas y fomentan las dudas sobre la ciencia necesaria para salvar la vida en la Tierra. Este es un mundo de pobreza generalizada, injusticia racial y de género, desigualdad masiva de ingresos y la devastación de la naturaleza. Esta versión de civilización es insostenible en todos los niveles. Se avecinan peores impactos si no actuamos ahora.
Un futuro mucho mejor es posible si nuestra respuesta colectiva a la pandemia y la crisis climática está guiada por la compasión, el amor y la justicia a una escala que se adapte a este momento. No solo debemos brindar el alivio que tantos necesitan para sobrevivir. Debemos crear una nueva cultura, política y economía de vida que sane a las personas y al planeta.
Visualizamos un mundo transformado, en el que la humanidad en toda su diversidad ha desarrollado una reverencia compartida por la vida en la Tierra. Juntos, estamos construyendo comunidades y economías resilientes y solidarias que satisfacen las necesidades de todos y protegen el planeta. La era de la conquista, extracción y explotación ha dado paso a la cooperación y la comunidad. La buena vida es una de conexión, entre nosotros y con toda la naturaleza. Es un mundo de vida floreciente que reemplaza la desesperación por la alegría, la escasez por la abundancia compartida y los privilegios por el poder justamente distribuido.
El trabajo para crear este futuro comienza ahora.
En los próximos meses, los gobiernos y las instituciones financieras gastarán sumas masivas en respuesta a la pandemia. Los gobiernos presentarán compromisos climáticos en la COP26 en noviembre de 2021. Estas acciones no deben perpetuar un sistema económico obsoleto que depende de los combustibles fósiles y la destrucción de los mismos bosques, aguas, océanos y suelos que hacen posible la vida. En cambio, deberían acelerar el desarrollo de energías renovables; garantizar el acceso universal a agua y aire limpios, energía limpia asequible y alimentos cultivados con respeto por la tierra; crear empleos que paguen salarios que mantengan a la familia a los trabajadores en condiciones seguras. Los países ricos deben asumir la responsabilidad de una mayor parte de las reducciones de emisiones para apoyar una transición global justa. También debemos prepararnos para recibir a quienes serán desplazados por COVID y el cambio climático.
La compasión, el amor y la justicia no exigen menos de todos nosotros.
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